Como perros y gatos

Por: Rodrigo Villalba Mosquera

La institución de los ex presidentes de la República en Colombia ha sido respetada, a quienes el Gobierno y los colombianos recurren en situaciones de crisis o de conmoción nacional, porque estos generalmente después de ejercer la presidencia mantienen una vida sosegada, reservada, respetable y se ubican en un “sitial” que ofrecen oportunidad para recurrir a ellos cuando las circunstancias lo ameriten. La vida de estas figuras, que le han prestado un gran servicio al país, ha sido tradicionalmente tan reposada que en alguna ocasión se les llamó cariñosamente como “muebles viejos”, pero ese no es el mundo de hoy en Colombia que rodea a los ex presidentes, ni  estos se han resignado a ese papel que la tradición les ha otorgado; a contrario sensu, quieren tener plena vigencia política, y los que no la tienen, buscan el momento para “reencaucharse” inclusive haciendo oportunismo o populismo, sin importar la suerte del país que les dio el máximo honor, ser su presidente.

Por el temperamento del ex presidente Uribe, este no ha cesado en su hiperactividad alimentada con su obsesión de “sacarse un clavo”, y pasar de mentor a jefe de la oposición del presidente Santos;  pero hoy el “cotarro” político no solamente se mueve por los trinos de Uribe, sino también por las posiciones polémicas de Pastrana y Samper, que en su conjunto los ex mandatarios están generando un espectáculo que el país no quiere ver, una pelea como “perros y gatos” entre estos versus el Presidente, y menos alrededor de un tema ajeno al por el cual ellos están molestos, como es el preciado objetivo de la paz y la reconciliación.

No hay nada más noble y de obligación constitucional que buscar la paz con los actores en conflicto, en búsqueda de evitar muertes, secuestros, salvaguardar vidas y crear mejores condiciones en que se muevan nuestros conciudadanos y la sociedad en su conjunto. Claro, la paz no puede ser a cualquier precio, estamos de acuerdo en eso, pero en lugar de enrarecer el ambiente para los posibles acuerdos, lo que se debe actuar es con ánimo propositivo para enriquecer el debate y lograr el fin superior de una paz justa.

Al presidente Santos lo pueden criticar por cualquier cosa menos por haber involucrado al Gobierno en una fase exploratoria de paz con los insurgentes, y luego de acordar agenda y tiempos definidos de negociación arrancar este proceso con discreción y con anuncios de avances.

Queremos a los ex presidentes aportando desde el “sitial”, no bajándose de este.

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